Desarrollo de Crouvezier
Desde 1860
Séverine Crouvezier

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El ennoblecimiento de los textiles franceses

Hacer una sábana es una aventura increíble. Los rollos de tela deben ser recibidos. Luego límpialos de su aspereza con llamas, luego escaldalos según la necesidad final. Finalmente, deben secarse para poder enrollarlos.

Una vez colocados en rollos, tiñirlos o imprimirlos y enviarlos a fábrica. Todo esto requiere una gran cantidad de equipos: algunas máquinas requieren un almacén completo por sí solas.

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Desde el blanqueo de praderas hasta los tejidos altamente técnicos

Inicialmente, la empresa Crouvezier solo ennoblecía las telas blanqueándolas "en los prados". Largas cintas de sábanas lavadas con agua de río, mezcladas con cenizas de madera, beneficiándose luego de la acidez de los abetos. La alternancia de la exposición al sol con la luz de la luna hizo que estas sábanas se volvieran de color blanco brillante. El famoso "blanco de los Vosgos". Luego actualizaron su equipo según fuera necesario. A medida que aumentaban los pedidos, inventaron un sistema de secado más rápido, industrializando gradualmente este saber hacer ancestral.

Hoy en día, el ennoblecimiento es la piedra angular entre el tejido y la sastrería. Primero despegará las telas, es decir, lavará las colas integradas en los hilos para hacerlas más resistentes durante el tejido. Este paso transforma un conjunto de hilos en un tejido resistente al encogimiento, a las arrugas, antimanchas, antiácaros, ignífugo, hidrófobo, muy visible... 

Aquí es donde es posible toda la innovación, aquella por la que el sector tiene la oportunidad de permanecer en Francia, mediante el desarrollo de estos tejidos de alta tecnología y alta calidad. Sean cuales sean los campos de aplicación: salud, deporte, protección laboral, confort, agricultura, construcción, carretera o incluso moda, marroquinería, lujo... Las empresas de los Vosgos han dominado los procesos que dan "superpoderes" a los tejidos.

La empresa Crouvezier añade otra cuerda a su arco: la impresión, un vasto campo de juego para la innovación y la verdadera culminación del enfoque de alta calidad de Julie Lavarière.

El futuro del textil en manos de jóvenes diseñadores

Séverine Crouvezier ha visto cómo ha cambiado el panorama textil de los Vosgos a lo largo de los años. Tuvieron que adaptarse con el tiempo. Lo que no ha cambiado desde la época de su abuelo es la dinámica que siempre han buscado infundir en su negocio. Siempre reinvierte para avanzar, apunta a la innovación y perdura.

La última es una máquina de impresión digital de gran anchura, la única en Francia. Con estos últimos, se dirigen a jóvenes creadores que no trabajan en cantidad, sino en alta calidad. El público consumidor está informado, quiere productos fabricados en Francia, éticos y sostenibles.

Julie Lavarière forma parte de esta propuesta de alta gama, de productos íntegramente concebidos, diseñados, tejidos, impresos y fabricados en Francia. Productos respetuosos con la salud y el medio ambiente.

Una vuelta al made in France que parece ofrecer una nueva dirección a los textiles de los Vosgos.

"Los nuevos creadores son la dinámica de nuestra industria"

En el mercado textil de consumo, al igual que en el mercado de la alimentación, la gente quiere ser responsable de sus compras, que las cosas cambien. Esto pasa inevitablemente por el consumidor, los tejidos 100% franceses son más caros que otros.

"Esto se debe a las normas humanas y ambientales que tenemos que aplicar, tenemos una planta de tratamiento de agua. También necesitamos tener productos autorizados en la Unión Europea, los filtros de nanopartículas", dice Séverine Crouvezier.

En definitiva, se trata de productos de muy alta calidad y eco-responsables.